lunes, 6 de septiembre de 2010

¡¡Askatasuna!! (Libertad)

Ayer Euskadi ta Askatasuna (ETA, Euskadi y Libertad) declaró su decisión de “no llevar a cabo acciones armadas ofensivas” según el propio comunicado, desde hace meses. Un comunicado audiovisual de casi 4 minutos, que se puede resumir en un parón, no se sabe si momentáneo, pero todos sabemos que no permanente, por parte de la banda armada, con el fin de dar lugar a un escenario favorable para un “proceso democrático” a través del cual, los “ciudadanos vascos podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática”.

El manifiesto, comunicado donde el narcisismo que loa las acciones y trayectoria de la organización terrorista es más que patente, es claramente insuficiente en sí mismo. Al menos para aquellos que esperamos que los terroristas dejen de coaccionar a través de las armas a aquellos ciudadanos que defienden sus ideas con la palabra. Cierto es que existe un cleveage político-territorial en el País Vasco, sin embargo quizá uno de los pasos que más ayudaría a su resolución o al menos a llegar a unas posiciones más consensuadas tanto por la parte de España como de Euskadi, sería la disolución de ETA, un factor que pretende acelerar el proceso de negociación a base de gatillo y detonador.

Sin embargo páginas enteras se han escrito ya desde ayer al medio día en miles de medios, sobre las diversas opiniones de los agentes políticos y sociales, del gobierno, de cómo se encuentra la organización terrorista y como puede ser su futuro.
Sin embargo muchas veces también es importante conocer dónde y cómo se originan los conflictos, para poder analizarlos mucho mejor.

Quizás muchos sepáis bastantes cosas acerca del conflicto vasco, de ETA, de nacionalismos, sin embargo para aquellos que estén un poco a oscuras en el tema, puede que este post, que dividiré en varias entregas por no resultar excesivamente denso, les ilumine bastante, que en esas lagunas que puedan tener.

Solo una reivindicación desde este blog antes de comenzar la retahíla histórica: Libertad para los ciudadanos del País Vasco. Ninguna coacción armada podrá conseguir que los que no comulguen con el credo nacionalista renuncien a sus derechos y valores, pero que sobre todo, puedan tener una vida libre del miedo. ETA NO.


I. Orígenes del nacionalismo vasco: Arana, PNV y origen de ETA.


Antes de nada explicar un punto quizá importante, Euskal Herria nunca ha existido como unidad política, ya que estuvo fragmentada hasta el siglo XVI entre el reino francés, navarro y español, para posteriormente estar dividido entre Francia y España. Nunca ha sido un territorio con una entidad administrativa común. Si existe como unidad cultural, apareciendo ya las primeras referencias a esta a mediados del siglo XVI, definiéndose como un entorno o territorio con unos rasgos culturales definidos.
Esto muchas veces es obviado por el lenguaje nacionalista, que asume que esa unidad política si ha existido, cosa que nunca ha podido ser demostrada por ningún historiador, nacionalista o no.

El nacionalismo, tal y como lo conocemos hoy en día, tiene su origen a lo largo del siglo XIX en numerosos lugares de Europa, sobre todo, posee una potente expansión con la industrialización que acompaña a este siglo. Sin embargo en el caso vasco, la diferenciación con el resto de territorios comienza con los fueros medievales, concedidos al Señorío de Vizcaya y la provincia de Guipúzcoa. Poseyendo desde entonces un sistema legal para con la corona española diferente al de los otros territorios que formaban esta.
Sin embargo, esa diferenciación se acentuaría durante el siglo XIX con la llegada de la industria a los territorios vascos.
Una de las características de la población vasca era su cohesión interna, favorecida sobre todo por un medio rural predominante, unas tradiciones similares en su territorio y un idioma bastante complejo que reforzaba la solidez de esa cohesión territorial y cultural.
El liberalismo que sacudió a España desde la muerte de Fernando VII, tendría que vérselas ya con la semilla de este nacionalismo en las diferentes Guerras Carlistas, donde ya el mito nacionalista vasco comienza a germinar culturalmente, sobre todo en la literatura, presentando al pueblo vasco como un pueblo guerrero, capaz de expulsar a todo enemigo que osara adentrarse en él, apareciendo así figuras ensalzadas y posteriormente míticas del nacionalismo, como Zumalacárregui o Teodosio de Goñi, apareciendo como luchadores de la causa nacional, de la defensa de los valores tradicionales (absolutistas) frente a la industrialización y los valores modernos (liberales).
Es posible ver en la literatura de este siglo como se repiten los mismos ingredientes en las diferentes obras: el escenario de una guerra de destrucción se transforma en recinto de virtudes propias del mundo agrario, que con las armas responde a todos aquellos que intentan violar su condición de pueblo elegido. Se repiten continuamente los mismos tópicos que acabarán siendo asumidos como verdades históricas.

En este contexto, donde el nacionalismo español se ve fuertemente menguado por la pérdida de poder en la escena internacional, donde los cambios sociales se producen de forma vertiginosa tanto por los conflictos armados como por la industrialización, en un periodo donde se asienta el liberalismo y florece el socialismo, es donde aparece Sabino Arana Goiri.



Sabino nace en Bilbao en 1865, en una casa situada cerca del Río Nervión. Emplazamiento ocupado hoy en día por la sede del Partido Nacionalista Vasco (PNV), más conocida como Sabin Etxea (casa de Sabino). Su pensamiento se basaba en conservar el alma euskaldún, la cual se encontraba bajo la amenaza de la degradación por el contacto cotidiano con un pueblo degenerado, el español. Las ideas de Sabino estaban directamente asociadas con el Antiguo Régimen. Para él, lo puro era lo vasco, tradicional y cristiano, procediendo lo impuro de España, tierra de los maketos.
El pensamiento de Arana es un pensamiento racista, que conjuga las posiciones del racismo del Antiguo Régimen, asentado en la pureza de sangre, y el nuevo racismo, que justifica la exclusión de pueblos y de hombres juzgados como inferiores. Para él, el español es un pueblo degenerado cuyo simple contacto envilece al vasco y es representado como el chulo de la navaja, cobarde, blasfemo y rastrero. Para Sabino, hay que desterrar todo afecto hacia lo español, hacer del idioma el bastión que impida las relaciones entre vascos y españoles o con aquellos que defiendan lo español.
Su pensamiento establece ya conflictos no solo entre vascos y españoles, sino entre vascos patriotas, auténticos vascos y aquellos que defienden cualquier amistad con España.
La exclusión de los españolistas evitará todo debate surgido de la pluralidad de opiniones en el colectivo autóctono, es decir, quien no comulgue con el credo nacionalista, será un traidor de su patria.
El odio hacia el español, se convierte en una seña de identidad del buen vasco. Todo ello revestido de una capa de religiosidad integrista (Sabino pasó parte de su infancia en un colegio jesuita, por lo que la religión no era para él algo lejano).
Un claro ejemplo de la iconografía religiosa que impregna el nacionalismo vasco es la ikurriña, la bandera vasca, diseñada por los hermanos Arana, donde se pone por encima de todo la cruz blanca, lo que significa, subordinación a Dios. Así como incluye también la cruz de San Andrés.


El lema adoptado por Sabino es: “Todo para la patria y la patria para Dios”. Intentándose expandir la visión de que el contacto con un pueblo que blasfema, corrompe moral y religiosamente a Euskadi, no es una ofensa solo a la patria, sino a Dios.

Es en este contexto cuando Sabino Arana funda el PNV (31 de Julio de 1895), dotándole de una doctrina basada en el pensamiento aranista. Entre 1903 y 1923 el PNV se convierte en un partido de masas, comenzando a crear organismos satélites entre los que sobresalió la Juventud Vasca de Bilbao, (Eusko Gastedi Indarra, EGI, 1904), de la que sobresalieron grupos de montañeros y folclóricos.

Los primeros años del siglo XX, la política del PNV se caracterizará por una política nacionalista que posee sus aristas más agresivas limadas, convirtiendo su objetivo principal en la consecución de la autonomía. Sin embargo es entre 1916 y 1921 cuando estalla la polémica en el seno del PNV entre los jóvenes más radicales y la dirección del partido. Se alza la bandera de la “pureza doctrinal”, el regreso a los principios de Sabino (muerto en 1903), según los cuales no cabe aspirar a otro fin más que la independencia, destacando la figura de Gallastegui como principal líder de esta corriente. Aquí es cuando aparece un paralelismo con el nacionalismo irlandés en cuanto a la forma de militancia, aparece la figura del Gudari, guerrero o soldado. Siendo fieles al patrón irlandés, estos asimilarán su tipo de activismo, apareciendo así el aberrianismo. El movimiento aberriano no se dedicaba exclusivamente a reivindicar el núcleo doctrinal de Sabino Arana, la intransigencia moral, la exaltación de la militancia, el sacrificio por la causa o el sesgo racista, sino además, crea nuevos modelos de propaganda y nuevos modelos de organización. Sin embargo en 1930 las dos ramas del nacionalismo vasco (independentistas/aberrianos y autonomistas) se reunifican de nuevo bajo el paraguas del PNV, lo que permite que parte de este se impregne de la radicalización y de la vocación organizativa de los aberrianos. El nacionalismo vasco va tomando con el tiempo una gran capacidad movilizadora, que tiene su máxima expresión en el Aberri Eguna Día de la Patria Vasca, en 1932, que simbólicamente se realiza el Domingo de Resurección, para representar el renacimiento de la nación vasca de sus cenizas para hacer frente a la opresión española.

Sin embargo durante la II República, Gallastegui y su grupo no consigue resucitar el espíritu sabiniano en torno a la Juventud Vasca, siendo apartados de manera progresiva en el seno del partido, por lo que finalmente acaba entregando su carnet del partido en diciembre de 1934. Así llegamos a 1936, la Guerra Civil española y el comienzo de la dictadura franquista.

Sabino había descrito a Euskadi como un país ocupado por España, pero Franco hizo efectiva esa ocupación. Todas las exageraciones difamadas por el nacionalismo radicalizado durante la II República, se hicieron existentes a partir de la Guerra Civil. El franquismo venía a probar el carácter opresor del dominio sobre los vascos de España, los españoles mostraban su verdadero rostro como siervos de tirano y opresores de otros pueblos.
Para relanzar la lucha había que actualizar bastantes cosas, ya que la Guerra Mundial había invalidad los planteamientos racistas (Hitler y sus ideas de la raza habían mostrado un horror hasta entonces desconocido al mundo) y el propio Sabino aparecía como una figura anacrónica. Es aquí donde entra en juego Federico Krutwig, quién en 1963 publica en Buenos Aires, "Vasconia". Esta obra supone un cambio de fachada definitivo del aranismo. El cambio de estrategia consiste en abandonar el caparazón inservible de la raza, trazando sin embargo, la divisoria en torno al idioma, visto como el alma de los pueblos. De esta obra también se asimila el concepto colonizador de España y Francia sobre Euskadi. El proyecto por tanto queda claro y solo la luchar armada llevará a la independencia y únicamente cabe pactar con el enemigo las modalidades que rodearán la obtención de tal fin. Las líneas maestras de lo que sería la futura estrategia de ETA, quedaban perfiladas en esta obra.

La supervivencia nacionalista, con el respaldo de la mentalidad religiosa y la inactividad del nacionalismo tradicional sobre todo durante los primeros 15 años de dictadura, explican que la acción (ekin), sea clave para explicar la actitud de los jóvenes para el inicio de la lucha armada. Esta, unida a la represión de muchos elementos culturales vascos, y el recurso a la tortura y a la violencia por parte de las fuerzas policiales del Estado franquista, hará que ETA gane otra baza importante. La solidaridad del pueblo vasco.

II. Los huevos de la serpiente.
La traición americana por el reconocimiento del régimen franquista por parte de Occidente y la consolidación definitiva de Franco en el poder, hundió la moral de los nacionalistas. Aquellos que habían hecho la guerra, la perdieron y también habían fracasado en la posguerra. Años antes, se creía que España podría entrar en la II Guerra Mundial ya que las guerras suelen modificar las fronteras, de tal manera que muchos pueblos, habían salido de otras guerras con su libertad, siendo vista la II Guerra Mundial como una posibilidad para muchos nacionalistas de conseguir la independencia de España.
El PNV, que colaboraba con la inteligencia americana, se vio atado de pies y manos con el inicio de la guerra fría, ya que se produce un cambio de la estrategia americana para con España.
El PNV, en 1947, quemó su último cartucho, convocando una huelga general que intentaba demostrar a occidente la debilidad del régimen franquista. De esta manera se evitó cualquier contenido político en la convocatoria. La huelga fue un fracaso. La crisis que produjo en el PNV fue brutal, afectando a toda una generación.

Por otro lado, un grupo de jóvenes nacionalistas deciden crear un grupo de tertulias y estudio a partir de 1952, denominándose EKIN. Sus nombres eran Julen Madariaga, Irigoyen, Manu Aguirre, José María Benito del Valle, Gainzarain, Txillardegui, Larramendi y Albizu. Su actividad se basaba en estudiar el nacionalismo desde cero, redescubrirlo. Estudiaron desde filosofía hasta historia, pasando por derecho y economía. Estudiaron vasco y sobre todo a autores católicos. Llegó un momento en que la confluencia entre EKIN y las Juventudes del PNV (EGI) se hizo inevitable. No había diferencias ideológicas entre ambos. Sin embargo EKIN no sabía que se cocía en el PNV. Los intelectuales de EKIN accedieron a dar charlas de formación a los miembros de las Juventudes Vascas (EGI). De ahí la fusión y su posterior ruptura en dos corrientes, una la del grupo formado por los jóvenes de EKIN mas los que se les unieron en EGI y otro los de EGI que deciden seguir bajo el mandato del PNV.

Dentro de EGI estaba José Antonio Echebarrieta, el cual se convirtió en un defensor de la lucha armada tras su contacto con las teorías tercermundistas en París. A su lado estaba Gallastegui, un joven, que por vía paterna tenía contactos con el IRA. Estuvieron un tiempo en Irlanda aprendiendo la lucha de guerrillas. Nada de esto caló en el PNV, el cual no estaba dispuesto a aventuras y acabó imponiendo orden en sus filas.
La ruptura definitiva entre EKIN y EGI se produce por la intransigencia de la postura del PNV para con estos.

Así aparece de nuevo este grupo de jóvenes que busca un nombre. ATA – Aberri ta Askatasuna (Patria y libertad)- es desechado ya que su traducción al español significa pato. Euskadi ta Askatasuna vendría a significar “Euskadi independiente, por medio de un estado vasco y el hombre libre dentro de Euskadi”. Tras el acto fundacional ese 31 de Julio de 1959, exactamente 65 años después de que Sabino Arana fundara el PNV, la organización se lanzó al activismo. La principal crítica que la organización EKIN lanzaba al PNV era la inactividad de este, así como su refugio en las palabras, sin acciones directas. Comenzando estos a llevar acciones tales como colocar ikurriñas en diversas localidades durante días significativos, hacían pintadas de “Gora Euskadi” y “ETA”.

Pronto en un artículo de la prensa franquista apareció un artículo titulado “ETA: Organización terrorista” y las detenciones se sucedieron. Comenzó una perversa espiral de detenciones indiscriminadas y acciones violentas por parte tanto de las fuerzas del orden franquistas como desde los etarras, lo que como he dicho antes, granjeó un mayor apoyo a la causa etarra. Un ejemplo claro de esto es el hecho de que en Marzo de 1960 la Guardia Civil ametralló un coche en el que se creía que iba Madariaga. Pero no era así, un industrial vasco resultó muestro y un acompañante, resultó quedar paralítico.

Estos primeros meses de ETA son claves para su evolución. Activismo y represión ponen encima de la mesa la opción terrorista.
La primera acción se realizó con tantas precauciones que nadie resultó dañado. En julio de 1961 voluntarios franquistas viajaron a San Sebastián, intentando descarrilar el tren donde viajaban. Esto produjo una intensa ola represiva que produjo decenas de detenidos y exiliados. Muchos de ellos dirigentes de ETA.
La nueva organización con muchos de sus efectivos en la cárcel o en el exilio, paró a reflexionar, preparando así su primer congreso. La I Asamblea surge aquí como medio de reflexión.

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